El aire: ¿Quién manda en nuestra vida?

Comenzamos el nuevo año con una reflexión sobre la vida propia. Con muchas ganas de llegar a vosotros con verdaderas lineas que os muevan y adentren en el fascinante mundo de pensar y parar el tiempo.

Manejar el timón, ir en la dirección correcta, huir de las ideas que nos anclan y saber cambiar el rumbo si esa tormenta que creamos nos afecta y de esa manera llegar a la felicidad. Eso es lo que la mayoría de las veces nos sucede.

Mientras mis ojos miraban al frente al entrar en aquella calle que me alumbró y llenó mi más profundo ser de algo diferente, sentí una sensación rara y nueva a la vez que me empezaba a gustar.

Me adentré en un mundo paralelo, puede ser que.... ¿En ese instante no huía de las responsabilidades? ¿De los bloqueos? ¿De la falta de voluntad? ¿De los miedos y escusas? Tal vez en ese momento me sentía libre, como si viajara como un pajarillo libre que va buscando su camino sin cesar.



En ese momento en el que me sentía una persona tal y como buscaba, pensé. Y me hice esa pregunta que al igual que yo muchas personas se la hacen o se la habrán hecho más de una vez. ¿Por qué el mundo se nos hace como un sufrimiento que nos persigue uno tras otro?

¿Acaso tenemos miedo o temor a descubrir lo que la vida nos repara si nos lanzamos a ella con los ojos tapados y al paso del tiempo son nuestros propios ojos los que van observando las propias respuestas? La primera respuesta rápida que se me pasó por la mente fue que como personas ya tenemos la suerte de tener todo aquello que muchos no tienen la suerte de tener o de abrir los ojos cada mañana y poder seguir respirando. ¿Por qué cada vez que sentimos un acto contrario a lo que queremos alcanzar tiramos la toalla? Será que no sentimos confianza en nosotros mismos y al imaginar en arriesgamos a querer alcanzar lo que nos propongamos nos valla echando cada vez mas atrás pasito a pasito como los
cangrejos. Pero me di cuenta que esa no era
 la cuestión en sí, que no precedía.

Me alcé en un suspiro y empecé a convencerme y comprender que los contratiempos son los causante casi siempre en cambiar nuestro rumbo, ya me iba acercando un poco más a ¿Quién manda en nuestra vida?,nos adentramos en el juego de la vida en el que te vas levantando tras cada caída y superando las barreras como siendo felices en los momentos felices o terminamos en un game over total. 

Y si.... ¿Nuestras vidas están manejadas por unos mandos que manejan nuestras neuronas? Esa neurona que piensan y actúan... Será la neurona piticlin (primera palabra que se me a pasado por la cabeza), esa que no deja de volverme loca que si ahora si que si ahora no.

Como si en una burbuja estuviera me transportó y plof volví a pisar tierra firme en aquella calle donde me encontraba en un principio, pero esta vez casi al final de aquella calle larga. En la pared izquierda pude leer C/ El Aire.

Ahora sí, conseguí encontrar una solución veraz a la cuestión. Siempre quise ser aire, convertirme en un alma y cuerpo libre, viajar en total libertad. Porque el aire es libre, viaja con libertad y sin problemas. Si, es verdad que no podemos ver el aire, pero así somos nosotros que no siempre se nos ve. Es el aire quien se dirige a sí mismo y sin él no podríamos vivir porque gracias a el respiramos. Aprender que debemos dejarnos llevar como si fuéramos aire y no cerrarnos a no descubrir nuevas situaciones y sensaciones, que debemos dejar contagiarnos y después ya elegir si seguir o parar.

Quiero ser ese aire, que no se ve pero que sabemos que está ahí, que es libre y camina sin cesar buscando su destino. Y lo más importante que me mantiene viva.

Está claro que quien maneja nuestra vida somos nosotros, porque al respirar aire se inyecta en nosotros el soporte vital de nuestra vida, sino hubiera aire no podríamos vivir. Se podría decir ¿Que somos aire? Eso ya queda en darle forma vosotros.




Un saludo, Anita.