Levantas la mirada y ves al frente dos caminos, en una roca
que se encuentra en la mitad de los dos caminos te aposentas y piensas en las
posibilidades que hay de coger el camino de la derecha o el de la izquierda. El
derecho parece ser que está estable, sin baches, ni obstáculo ninguno, es un
camino que nos da la sensación de tranquilidad y a la misma vez te incita a
tirar por ese lugar que tiene todas las posibilidades de salir victorioso de él.
En cambio el izquierdo nada mas al principio te encuentras un pequeño salto que
pasar para no caer en un profundo lugar en el que con la ayuda de alguien
puedes salir, pero en este caso, en el
de una tarde otoñal pocas personas caminas por donde te encuentras, más adelante se puede ver un campo de hoyos
en el cual al esquivarlos te sumerges como en un campo de explosivos como
aquellos de las guerras que nos contaban los aburridos libros de historias o
aquellas películas en blanco y negro, que un paso mal dado o tal vez sin ser consciente
de donde pisar puede ser y lo mas probable en este caso que caigas y no puedas
volver atrás, aunque si tienes la ayuda nuevamente de un pensamiento no dado en
falso y siendo meditado con anterioridad saldrás bien de ello, mientras estés
con los cinco sentidos al pie del cañón.
Aun indecisa sin
saber por dónde seguir el paseo, pasa un libre pajarito que con sus alas alza
el bueno desde un gran árbol de hojas otoñales y camina por el sendero del aire
hacia delante por la mitad de los dos caminos, en ese momento se te activa el
cerebro y piensas que envidia de ese pájaro que puede ver desde una visión buena
por donde seguir su vuelo, sin darte cuenta te envuelves en un sueño viajando como si fueras ese alegre pajarito con su canto al compás del movimiento de las alas al no cesar su
viaje y llegas al final de los dos caminos donde de nuevo se vuelven a unir y
puedes ver a lo lejos un camino firme, sereno y seguro hacia donde quieres
llegar. Cuando vas caminando una vez con
los pies en el suelo y siendo un poco más realista tus pasos te van diciendo
que gracias a ese instante en el que te paras a pensar en aquella roca fría como
aquellas mañana de niebla que no hay ropa de abrigo que te quite ese frío que
se te entra por todo el cuerpo y enciende la nariz como lo contrario a la punta
de ese clavo ardiendo que sienten esas personas cuando le hieren o se sienten
que van por el camino equivocado, al final encuentras una montaña de hojas
marrones típicas del otoño en la que te tiras y empiezas a sentirte bien contigo
misma, te sientes orgullosa de ser esa persona que ante una gran barrera se
dejo llevar y al fin llego al destino deseado con un poco de esfuerzo y dedicación
con ganas e ilusión de conseguirlo aunque se caiga. En ese instante que tan
feliz estabas soñando el canto de un pájaro en el exterior te despierta y
vuelves a la plena realidad con una grata sonrisa.
Y al fin ese descanso
agradable entre esas hojas caídas tan solo te dan la gran lección que no es lo
mismo quedarse pensando en aquella roca del principio y no querer seguir hacia
delante y tirar la toalla, o el caso de ir con miedo y caer y como se refleja
dejarse llevar e ir por el camino que la intuición nos lleve y al final saber
que no dejamos que las barreras cotidianas y la rutina nos parase y seguimos
hacia delante con paso o huelo firma con un único objetivo el de lo voy a
conseguir, porque yo soy la única persona que puede hacer las cosas para mi satisfacción
y ámbito personal, no hay mayor gratitud con nosotros mismo que el de darnos
cuenta que por muchos obstáculos, muchos caminos por elegir o esa envidia u
odio que alguna vez las personas civiles sentimos, si dejamos a un lado la
parte negativa podremos saber hasta dónde nuestro espíritu de dignidad está
dispuesto a llegar.
Una vez más, lanzándonos al vacío con los ojos cerrados nos
damos cuenta que está lleno, nos sorprendemos y queremos ir a por mas y mas. Y
por ultimo y no menos importante siempre tenemos que hacer lo que para nosotros
nos de la felicidad y el sentirnos alegres y con una sonrisa reciproca entre
nuestro interior y exterior.
Un saludo, Anita.